Foto: Julio Andre Jara
La pileta de la Plaza de Armas del Cusco, uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, lucía el domingo nuevamente con todo su esplendor, pero esta vez correctamente coronada con una escultura del Inca, símbolo de grandeza del antiguo imperio del Tawantinsuyo.
Como se recordará, el 24 de junio, para la celebración del Inti Raimi, la Plaza de Armas apareció con un nuevo aditamento: La efigie de un Inca sobre un Usno (lugar ceremonial inca). Los días siguientes la población empezó a visitar al nuevo inquilino de la Plaza de Armas y mostrar su conformidad con su permanencia.
La Dirección Regional de Cultura (ex INC) mostró su disconformidad por la colocación de la estatua de un inca, indicando que debía ser retirado de inmediato porque afectaba la monumentalidad de la Plaza de Armas, reconocida como patrimonio cultural por la UNESCO.
Los días posteriores fueron de amplio debate tanto a nivel de la ciudadanía como el sector académico. Doble AZ conversó con funcionarios de la Municipalidad Provincial del Cusco, quienes refirieron que la decisión de colocar la referida estatua, obedeció a la necesidad de revalorar a la gran cultura del Tawantinsuyo, cuyo máximo gobernante, independiente del nombre, fue el Inca.
El artista cusqueño Carlos Ordóñez Jimenez, egresado de la Escuela Superior de Bellas Artes del Cusco, fue el constructor de esta bella imagen del Inca, que para algunos representa a Pachacutec. El otro artista, Victor Sullco Ochoa, fue en el encargado de fundir la escultura en bronce.
El debate sigue abierto, pero la opinión casi unánime de la población es para que se quede el Inca.
Foto. Julio Andre Jara
Foto: Doble AZ
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